Existía un hermoso globo aerostático que podía llegar a grandes alturas y desde ahí ver los paisajes mas maravillosos nunca antes vistos. Un joven quiso subirse y para no aburrirse en el trayecto llevó consigo muchas cosas que no eran útiles ni necesarias para el viaje y también lo acompañaban ciertas preocupaciones de que si el globo se fuese a otra dirección, que algo malo le pasase y si era mejor quedarse en el suelo donde era seguro.
Aun así emprendió el viaje, pero el globo no subió ni 5 metros del piso así que decidió dejar unas cosas, le dio una gran pena... pero siguió, llevándose muchos temores.
Había alcanzado 10 metros y no era suficiente. Tuvo que dejar caer otras cosas, con una mayor lastima que la anterior... pero siguió cargando dudas.
Ya estaba a 15 metros y aun así no era suficiente, dejo caer mas cosas y cada vez se preguntaba si hubiese sido mejor no subir.
A medida que se deshacía de las cosas se elevaba más. Llego a un punto en que se quedó sin nada pero esa altura no era apropiada para un gran viaje; necesitaba deshacerse de algo. Algo que todavía seguía cargando, algo muy pesado, mas pesado que todo lo que boto y todo eso eran sus preocupaciones, temores y dudas. En el momento en que las tiró el globo se elevó hasta el espacio y el joven descubrió cuan maravilloso era.